domingo, 13 de mayo de 2012

EL FERROCARRIL URBANO DE TUXPAN



            En las postrimerías del siglo XIX, Tuxpan vivía el esplendor de su progreso marítimo y fluvial; el comercio local y regional se realizaba fundamentalmente por las vías marítimas, ya que no existía comunicación terrestre con el altiplano, ni el norte o el sur de la entidad. Las mercaderías llegaban periódicamente del valle de México por los caminos de herradura de la sierra poblana; sin embargo, eran los balandros, los pailebotes y los barcos de pequeño tonelaje los que hacían el principal comercio desde los puertos del golfo, e incluso del este americano con nuestro pequeño puerto, que por aquella época contaba con casi 5 mil habitantes, la mayoría de origen campesino e indígena, aunque los principales comercios y casas navieras de consignación de buques estaban en manos de españoles y otros europeos. Existían consulados de Estados Unidos, de Rusia, España y Francia. Se iniciaba la época moderna de México con la llegada al poder de Porfirio Díaz que, un año antes de lo que a continuación vamos a narrar, había visitado nuestra ciudad.

La calle principal, aunque ya no existía el tren urbano
 en la fecha que se tomó la foto, se pueden apreciar aún los rieles.
            Pedro Basañez, Inquieto, audaz y progresista, comerciante de origen español y tronco de una estirpe distinguida de hombres tuxpeños cuyo origen se inició con la llegada de Celestino Basañez, su padre, procedente de Bilbao en 1824, le solicitó  en 1881al gobernador de Veracruz, Apolinar Castillo, la concesión para construir el ferrocarril urbano en el puerto de Tuxpan. Asociados  él y Bernardo Arteaga, otro español avecindado  en el puerto, constituyeron una sociedad anónima con un capital de $20,000.00 (veinte mil pesos) suscribiendo una emisión de acciones a $5.00 cada una.

            El gobierno del estado emitió el decreto número 169 con fecha 2 de agosto de 1882 cuyo texto es el siguiente:

            “La H. Legislatura del Estado Libre y Soberano de Veracruz - Llave decreta en nombre del pueblo: 

Articulo 1º.- Queda exenta de toda contribución municipal y del Estado DURANTE             CINCUENTA AÑOS, el ferrocarril que construiría en la ciudad de Tuxpan (sic) los señores B. Arteaga y P. Basañez.
Articulo 2º.- Durante el mismo tiempo serán libre de todo derecho, los materiales que se             introduzcan a la localidad expresada, para la construcción y conservación de la        vía. Dada en el salón de sesiones de la H. Legislatura. Orizaba, agosto 2 de 1882. L.   Rincón, Diputado Presidente, Manuel A. Arcos, Diputado Secretario”

            De esta manera, la concesión fue aprobada y para entonces las acciones se estaban colocando entre los inversionistas tuxpeños desde el mes de julio del mismo año y así una soleada mañana de un domingo en 1882, se llevó a cabo la ceremonia de inauguración del famoso tranvía de mulitas, cuya ruta se iniciaba en la Plazuela de la Rivera (frente al río en lo que hoy es la esquina de Genaro Rodríguez y Blvd. Reyes Heroles)  doblaba por la antigua Av. Juárez, que sigue siendo la calle principal y continuaba cruzando el puente de Tenechaco para terminar frente al gran edificio de piedra de Don Pedro Basañez que hoy después de restaurado alberga a un restaurant.

            Fue precisamente el ex alcalde de la ciudad Don José G. Sedano, quien a su vez era el tesorero de la sociedad anónima, propietaria del Ferrocarril Urbano de Tuxpan, el que cortó el listón para ofrecer a la sociedad porteña el inicio de un transporte de pasajeros que comunicaba al corazón de la ciudad con la parte norte de la misma cruzando el estero de Tenechaco que en esa época tenía un rústico puente de madera.


Viñeta de E. Guzmán.
            Ante la presencia de autoridades civiles, militares, las familias Basañez y Arteaga, y el pueblo en general, el pequeño tranvía arrastrado por mulas partió ante la alegría y sorpresa de todos y conducido por Don José María González “Don Chema”, en su primer recorrido por toda la avenida principal de la ciudad. Por varios años Don Chema fue el conductor del tranvía y a su fallecimiento, lo reemplazó don Celerino Sedano, mejor conocido como el “Sietepalos”.


            Tengo en mis manos una de las acciones emitidas por la Compañía del Ferrocarril Urbano de Tuxpan, en ella se aprecia una figura de arco en la cual se lee y admira lo siguiente: “Ferrocarril Urbano de la Ciudad de Tuxpan”; sigue un dibujo de la unidad que  hacía el servicio sobre rieles. Abajo están pegadas 4 estampillas oficiales, una de un centavo y tres de tres centavos; al lado izquierdo de la estampilla superior se lee: No. 1 y al derecho, 20 acciones. Enseguida: Capital Social $ 20,000.00 en acciones de $ 5. 00 y a la derecha está escrito con tinta, la cantidad de $ 100.00. Continúa con el texto: los suscritos Presidente y Tesorero del Ferrocarril Urbano de la Ciudad de Tuxpan, certificamos que don Pedro Basañez tiene derecho a veinte acciones del expresado ferrocarril que serán transferibles en los términos que establece la cláusula decimo cuarta del contrato respectivo el 20 de julio del año de 1882 y para resguardo del interesado y demás usos a que por estricto derecho haya lugar, expedimos el presente certificado que firmamos para constancia. Tuxpan a 4 de noviembre de 1882. El presidente (firma ilegible), el Tesorero José C. Sedano. Al final de este certificado se expresa el espíritu de la cláusula 14a.  del contrato.
Acción del Ferrocarril Urbano

            ¿Cuánto costaba el pasaje? lo más probable es que fueran 5 centavos, no  sabemos la fecha en que este curioso medio de trasporte desapareció del horizonte histórico de la ciudad. Suponemos que para comienzos del siglo XX ya no transitaba, porque en el libro “A la orilla de este río”  del poeta y diplomático tuxpeño (por adopción) Manuel Maples Arce, para nada lo menciona. En los primeros capítulos habla de sus recuerdos más remotos de 1903  a 1908 y en ellos no se narra que lo haya siquiera conocido. Igualmente en el “Opúsculo” del Lic. Rafael Sánchez Escobar en el que hace  una vivida memoria de la sociedad tuxpeña de comienzos del siglo citado, habla sobre el tranvía  sin mencionar en qué fecha  desapareció.

            Los tuxpeños debemos saber, que siempre hemos tenido hombres entusiastas, visionarios del progreso para la ciudad, como don Pedro Basañez, toda una personalidad a finales del siglo XIX. Dejó una huella perdurable en la historia de nuestra ciudad…   

REFERENCIAS:

1.     Deschamps P Luis. (2006). Zamora Sánchez O. Entrevistador Tuxpan Ver.