LA SAL DE LA VIDA
OBED ZAMORA
-Cronista de la Ciudad-
En
1930 el Lic. Rafael Sánchez Escobar, escribió una crónica con este título, en
donde contaba anécdotas muy simpáticas ocurridas en la vida diaria de Tuxpan, a
continuación su servidor, el Cronista de Tuxpan, les narra algunas de aquellas que
nos hicieron reír por décadas, espero que sean de su agrado.
EL PELLIZCO.
Don Manuel Sobera era un hombre corpulento que
tenía un restaurant muy acreditado en la confluencia de las calles Morelos y
Avenida Juárez, resulta que Don Manuel
andaba muy nervioso porque un paisano ibero como él, quería que le guisara una
sopa de caldo de hacha, como el
restaurant no lo tenía, mandó al Pellizco que
era muy acomedido y le dijo- rápido Pellizco trae el callo de hacha, que me urge- pasaron como dos
horas y el Pellizco no aparecía; al fin llegó con don Manuel y el famoso “Cara
de Hacha”, peculiar personaje de la ciudad. ¡Pero qué barbaridad fuiste hacer
soberano idiota! Lárgate de aquí y al pobre pellizco finalmente lo corrieron.
EL OTRO PELLIZCO
Julio
se llamaba y realmente viéndole la cara la tenía de pellizco. La palomilla se
ensañaba con el gritándole ¡Cara de pellizco! Se arrancaba a correr porque
Julio les aventaba de piedras y les decía el montón de groserías.
La Escuela Secundaria de Bachilleres Manuel C. Tello se encontraba en la calle principal
en la confluencia con la calle Escobedo, en la contra esquina vivía Don
Heriberto Domínguez, conocido banquero y después empresario mueblero de mucho
éxito. Estamos hablando de los años 50 del siglo pasado. Don Heriberto y su
esposa Doña Reina Henry vivían muy tranquilamente con sus hijos Loncho, La Chata
y Reinita.
Un
día la Chata y Reinita estaban asomadas en su balcón y atrás, medio escondida
estaba Doña Reina, cuando de repente ella gritó “Cara de Pellizco” y se volvió
a esconder, Inmediatamente el Pellizco, bien enojado les mentó la madre a las
muchachas y como era sabido que siempre traía piedras en sus bolsas para
defenderse de los insultos, las
muchachas se apresuraron a meterse a su casa bien enojadas con Doña Reina por
la diablura que les había hecho.
Julio
acabó sus días anciano y ciego, pero el apodo no se lo pudo quitar…
LA SERENATA DEL TAMPICO
Prof. Angel Ruiz Segura |
Pues bien, una tranquila tarde de uno de esos
años el maestro Ángel Ruiz Segura estaba dando su clase de dibujo
arquitectónico cuando empezó a escuchar unos ruidos raros pero que para la
palomilla eran bien conocidos; intrigado
el maestro se acercó al sitio de esos ruidos y se sorprendió al oír que
provenían del “Tampico”, que ya grandecito se chupaba los dedos índice y pulgar
y dormía la siesta muy tranquilamente acompañándola de un tronadero de gases,
el viejito Ruiz, que así se le decía cariñosamente al querido maestro, le empezó a gritar ¡Tampico, Tampico
despiértate! Pero qué se iba a despertar, si estaba en lo más profundo de su
siesta y siguió bien dormido con su tronadera de gases y chupándose los dedos…
MÁS DE LA SECUNDARIA
No
acabaríamos la presente crónica relatándoles las diabluras de los
secundarianos.
La Escuela Secundaria de Bachilleres era una casona
de dos plantas y un gran patio, ahí en los minutos que salíamos de las clases
una gran mayoría jugábamos en la pequeña cancha de volibol. Una de las
distracciones con riesgos era la de matar avispas coloradas muy bravas cuyos
piquetes eran muy dolorosos y si picaban
en la cara enseguida las facciones se
tornaban de tipo oriental.
El maestro Luis Manuel C. Tello tenía la
costumbre de sentarse frente a la canchita de volibol interpérrito, con su
mirada de ojos azules muy serena sin que se moviera de su asiento como si
meditara en su enorme tarea de educar.
Un día matando avispas una quedo muy atarantada
y con horror vimos cómo se le fue a postrar en la cara del maestro Tello. Y el
sin mover una pestaña, dejó que se quedara la avispa, una vez que ésta se
recuperó, se fue volando nuevamente, el maestro no nos dijo ni media palabra,
siguió sentado en su silla legendaria…
LA FAMOSA MEDIA
También una tarde tomábamos una clase de
historia y en el sopor del calor que hacía, alguien vio que el maestro traía colgado
en la parte trasera del pantalón algo que le llamó la atención.
Conforme iba avanzando la clase en la tarde de
ese día, esa alumna no se quedó con las ganas, se levantó de su asiento y sin
que el maestro se diera cuenta le sacó lo que traía en la bolsa posterior del
pantalón y se dio cuenta que era un media de mujer, para hacer completa la
diablura se la enseñó al maestro, este se puso rojo como manzanita de Zacatlán
y dijo ¡Dios mío se le olvidaron las medias a mi mujer! Y salió disparado del
salón con las consecuentes risotadas de la palomilla.
EL SOMBRERO DE DON RAMON
El maestro Ramón H. Álvarez nos daba clases de
Raíces Griegas y Latinas, Don Ramón siempre andaba con camisa larga y de
corbata, a veces traía un saco sport y usaba sombrero de pelo que llegando lo
colgaba de un perchero junto con su sombrilla y un bastón.
Al lado del perchero había una calavera, mas
tardaba Don Ramón en colocar su sombrero, que éste aparecer en la cabeza de la
calaca, con el consiguiente berrinche del eminente maestro. En una ocasión
estando ya muy enojado, bajó del perchero el bastón le quitó la tapadera y saco
un estilete en forma de espadita y gritó con el berrinche bien puesto: ¡Al
próximo que vea haciendo esta travesura tendrá que vérselas conmigo!. A partir
de esa fecha la calavera siguió pelona y viéndonos con una sonrisa burlona… Don
Ramón murió ya muy anciano, tenía una letra primorosa, traducía muy bien el
inglés y con la vasta cultura que él tenía, esa generación del cuarto año de la
prepa salió muy bien preparada.
EL TEACHER MALL
Fue
muy famoso nuestro maestro de inglés, curiosamente por generaciones nos enseñó
muy bien lo que es la gramática española, tenía varias características que lo
hacían notable, fumaba en exceso, andaba excelentemente vestido de saco sport y
de corbata. Tenía sus alumnos consentidos a los que quería mucho, pero había
algo que no podía tolerar, y eso era que a alguien se le ocurriera regar por el
suelo monedas, porque el tintineo le molestaba sobre manera.
Escuela Secundaria |
El
Maestro Mall nació en Cleveland, Ohio murió a fines de los años 50. De un
cáncer baso-epitelioma en una de las órbitas de su cara. Siempre será recordado
por aquellas frases célebres que sentenciaban al alumno ”Mi querido amigo favor
de salir del salón” o como aquella que le dijo a Norberto Vega Zamora porque no
podía pronunciar la frase “One boy correctamente, la cual debe pronunciarse
“Uan boy” le preguntaba varias veces la misma pregunta y él contestaba One boy
a punto de correrlo del salón le preguntó por última vez como se debe pronunciar One boy
y el contesto “ One Uan boy” y con eso acabó fuera del salón el gran
Beto Vega excelente amigo destacado ingeniero, jubilado de petróleos mexicanos
radicado en Poza Rica.
Hasta
aquí los relatos de la época de mi juventud, que llenan mi alma de alegría por vivenciar de nuevo
estos pasajes que estan en mi memoria y que ahora comparto con todos ustedes.
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