El Primer Cronista de Tuxpan:
Obed Zamora Sánchez
Inició
su vida con una gran tragedia, su madre falleció al día siguiente de su
nacimiento víctima de fiebre puerperal,
su padre desgarrado por el sufrimiento de la pérdida de su compañera,
emigró a la ciudad de Pachuca, Hidalgo donde radicaban sus padres, los
profesores Apolinar Castillo y Gonzala Solís, para que le apoyaran con su
primogénita. Dejó al recién nacido a
cargo de Benita, su cuñada quien casada con José Zamora, de oficio
carpintero, lo amaron como verdadero y
único hijo.
En el seno de un hogar humilde, Obed creció a lado de los que realmente fueron sus
padres, mismos que le brindaron todo el cariño posible. Sus recuerdos jamás estuvieron marcados por la
ausencia de sus padres biológicos, por el contrario, siempre se sintió inmensamente bendecido, a
esa felicidad contribuyó que vivía en
una cuartería de la familia Díaz, a la
orilla del río en el centro de la ciudad en donde se juntaba la palomilla (Ver
capítulo: La infancia Feliz). Realizó sus estudios elementales en la Escuela Enrique C.
Rébsamen y los de segunda enseñanza en la Escuela Secundaria
y de Bachilleres Manuel C. Tello, de la que años más tarde sería catedrático,
con la materia de Higiene.
Un
día cuando tenía trece años, tocaron la puerta de su casa y al abrir, solo de verlo, supo que era su
padre. Nunca antes lo había visto y se fundieron en un abrazo, estuvo solamente
unos días, había venido a una gira política,
lo volvió a ver para comunicarle que había concluido su carrera de medicina y que había decidido
cambiar de forma oficial su apellido a Zamora en lugar de Castillo.
Obed
estudió en la Facultad
de Medicina del puerto de Veracruz en donde se graduó en 1959. Cuando estaba
cursando el tercer año de carrera, se
suscitó un problema familiar, su madre
había enfermado de cáncer y todos los recursos económicos fueron enfocados hacia el tratamiento y
traslados hacia la ciudad de México para que Benita se restableciera, es por
eso que Obed dejó la facultad para abrir un consultorio médico en la ciudad de
Veracruz y de esa manera obtener los
ingresos para ayudar a su madre. Allá en el puerto vivía con sus tíos
Gelasio Lima, capitán de un Pailebot y Guillermina Ávila Pancardo, oriundos de estas tierras. Al mejorar la salud de Benita, Obed continuó
sus estudios hasta concretarlos.
En
Potrero de Llano realizó su servicio social, por lo que la viajaba
continuamente a Tuxpan para ver
a sus padres y para llevar medicamentos a sus
pacientes mismos que obtenía surtiéndolos en la Farmacia de Agustín Escudero,
allí conoció a Silvia, quien posteriormente sería su esposa en 1964. Años después ya radicado en Tuxpan continuó
dando consulta en Potrero los días domingo ya que sus pacientes de aquel sitio
así se lo pidieron.
En 1962 realizó estudios de la especialidad
en Pediatría en el Hospital Infantil Federico Gómez de la ciudad de México. El Prof. Obed Castillo, su padre
biológico, tuvo otra familia con la
profesora Luz López Cadena, finados
ambos, quienes procrearon a Silvia,
Gorki y Dora. En ese hogar, Obed fue huésped mientras terminó la especialidad y
tuvo la oportunidad de conocer de manera más cercana a sus hermanos.
Ya
establecido en este puerto, tenía su consultorio en la calle de Morelos,
también ofrecía sus servicios en el Hospital Civil Dr. Emilio Alcázar, donde
fundó la Sala de Pediatría trayendo las
innovaciones que había visto en el Hospital Infantil. Recibió el
nombramiento de Director de dicho nosocomio, hizo una árdua labor de
restructura en todos los sentidos, tanto de limpieza, como del personal que
estaba en nómina sin devengar el sueldo. Fundó el primer sindicato de
trabajadores y así mismo la Sociedad Médica Tuxpeña, cuyo objetivo era la
continua capacitación de los médicos locales, trayendo ponentes de renombre
científico. Promovió la creación de la
Sociedad de Esposas de Médicos, que sirvió como apoyo fundamental para las
necesidades del hospital de aquel entonces. Fue Jefe de Servicio y médico
adscrito en ese hospital por 43 años.
Tomó diferentes cursos de su especialidad,
tanto en el Hospital Infantil de México perteneciendo a su Asociación de
Médicos. Por más de 30 años
participó en los Congresos
Interamericanos de Infectología Pediátrica y de Sida en el niño siendo Delegado
de la Asociación Mexicana
de Infectología Pediátrica por el Estado de Veracruz, posteriormente fue profesor nacional de curso exponiendo algunos trabajos que le
merecieron reconocimientos y un homenaje en 2006 por su trayectoria como
pediatra infectólogo, habiendo hecho también cursos de dermatología. Fue el
pediatra más conocido de Tuxpan y la región atendiendo también en la ciudad de
Álamo Veracruz.
Desde
que era muy joven fue entusiasta para escribir artículos médicos, sociales y
deportivos pero también culturales.
Enviaba sus escritos desde Veracruz para ser publicados en el periódico la
Tribuna de esta ciudad colaborando con sus amigos: Manolo Arvizu, Eduardo
Deschamps y Miguel López Azuara.
En
la década de los 80, se unió a la Sociedad de Rescate Histórico de Tuxpan y en
1992 el Cabildo de la ciudad de Tuxpan, presidido por el Lic. Crisóforo Hernández Cerecedo le
nombró su Cronista Oficial y Vitalicio en base a que reunió el perfil para así
ser designado.
Familia reunida |
En
1998 fue Presidente Fundador de la Asociación de Cronistas de Veracruz, cargo por el
que es reelecto en tres directivas.
Participó con un trabajo dando una conferencia magistral en la Asociación de Cronistas
de Veracruz cada seis meses. Fue miembro de la Asociación de Cronistas
de Ciudades Mexicanas y colaboró por varios años con una crónica semanal en el
Diario Noreste de Poza Rica, siendo también colaborador del Diario de Xalapa. Se
presentó en diversos foros nacionales, locales y regionales conferencias
magistrales en multimedia sobre sucesos
históricos de la ciudad de Tuxpan. Fue Investigador Nacional del Archivo de
Indias de Sevilla, España y del Archivo General del Estado y del Archivo
General de la Nación.
En
una reunión de Cronistas realizado en 2008 en esta ciudad, Alejandro Contla
Carmona, cronista de Texcoco, dijo lo siguiente: “En cualquier foro donde Obed
Zamora se presenta, honra a su ciudad y
al honrarla la describe y la disfruta,
es un cronista que cree en él, porque lleva a Tuxpan metido hasta la médula de sus
huesos. Así como los niños tuxpeños van a la playa a juntar conchas de mar para después olvidarlas, así Obed,
junta las historias olvidadas de personajes, calles, barrios, plazas y
plazuelas de su puerto y ciudad para recordarlas, ha aspirado la fragancia del
recuerdo para escribir la crónica de Tuxpan del ayer, del ahora y el del nunca
acabar para eternizarse y eternizar a su
ciudad y puerto”.
Entusiasta,
dicharachero, contador excelso de chistes,
con una memoria prodigiosa para las fechas y acontecimientos, tenía una
habilidad muy especial para narrar historias de la ciudad, ocasionando grandes
dosis de alegría y nostalgia a quienes lo escuchan. Apasionado de la buena
música mexicana de antaño pero fanático del tango, fue miembro del Club
Pozarricence “Los amigos del Tango”, de
quien era el maestro de ceremonias de los eventos que realizaban. Gozaba la vida, siempre leyendo un
libro, escribiendo la crónica, hablando en la radio, dando conferencias,
regalando sus artículos; apasionado de su trabajo pero siempre pendiente de su
familia, casado
con Aurea Silvia Escudero Bache, fue un amoroso padre de cinco hijos: Silvia
Mónica, María Gabriela, Obed, Rodrigo y Brianda Zamora Escudero y nueve nietas y nietos.
Fue
director de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Tuxpan durante
2011-2012. Publicó su libro TUXPAN, Las Crónicas de Su Ciudad y Puerto
en Julio del 2012. Falleció en el seno de su familia el día 5 de noviembre del 2012 a la edad de 78
años después de una enfermedad renal crónica que agotó su corazón.
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