domingo, 1 de diciembre de 2013
lunes, 11 de noviembre de 2013
Prólogo a la Segunda Edición del Libro Tuxpan, crónicas de su Ciudad y Puerto
Mi padre, Obed Zamora, el Cronista de Tuxpan, falleció en el otoño del 2012. Para la primera
edición de su libro TUXPAN, Crónicas de su Ciudad y Puerto, habíamos pasado él
y yo cerca de ocho meses de continuo
trabajo, íbamos contra reloj, yo sabía que su tiempo se estaba agotando. Largas
horas de lectura, una y otra vez, de los capítulos para su corrección mientras el recordaba como
siempre, innumerables anécdotas que denotaban el más puro amor por estas
tierras y que fueron contenido de grandes charlas a lo largo de su vida.
En
los últimos meses se quedaba dormido mientras me dictaba. Mi llamado –Papaaaa!
¿Qué sigue?- le despertaba para seguir
con la tarea, esa era ya prácticamente
la historia de siempre. A veces internado en hospital, en su consultorio o en
casa. Así terminamos de editar el libro. Encontré una imprenta que hacía los trabajos
casi de forma inmediata a una muy buena calidad. El 28 de julio del 2012 fue
de la presentación, el salón del Hotel Holiday Inn no pudo haber estado
más lleno, Brianda mi hermana, se encargó de hacerlo extensivo a toda la
ciudadanía y a los tuxpeños que viven en el mundo a través de las redes
sociales. El apoyo de Alberto Silva Ramos, entonces presidente municipal de
esta ciudad, para realizar
exitosamente el evento
fue total. ¡Qué bien le fue esa noche a
mi padre que para mi privilegio era el autor! ¡Qué enorme y contagiosa
felicidad la de él! ¡Qué orgullo y satisfacción ver culminado cincuenta años de
periodismo cultural en una obra tan completa!, Qué cariñosa y entrañable
respuesta la de todos los que ahí estuvieron acompañándole. Qué felicidad la
mía al haber contribuido para lograr estas sensaciones en él. A los quince días
su estado de salud era ya deplorable desencadenándose una serie sucesos que lo deterioraron cada vez más. Mi
mamá lo cuidó con una dedicación extrema.
Una de las veces que me quedé con
él en el hospital empezó a delirar y en su delirio me contó las historias más
extraordinarias que vivía mientras soñaba despierto, embelesado y feliz,
curiosamente esa condición se la daba su riñón en agonía con el desequilibrio
de los minerales en su sangre. Las historias eran de enorme felicidad según
contaba, afirmaba escuchar hermosas poesías. Se deleitaba con melodías que los
propios cantantes famosos de antaño entonaban, vivencias de extrema alegría,
nunca había visto yo sus ojos más claros que en esa ocasión, con una expresión
de emoción extasiada, tanto que le decía -cuéntame más papá, yo quiero estar
allí también- Su mente prodigiosa eso le regalaba en el ocaso de su vida.
Aparezco a la
izquierda con gran parte de la familia reunida un día después
de la
presentación del libro, todos felices
disfrutando de su triunfo.
|
El
timbre del teléfono a las 6:45 horas del
5 de Noviembre con la llamada de Mónica mi hermana antes de siquiera expresar
una palabra, me indicó que papá había muerto, el problema renal agotó su
corazón después de un fin de semana con la familia reunida. El decía que se recuperaría, que solo
necesitaba tres meses. Nunca
perdió el sentido de humor a pesar de
que su cuerpo adelgazado y enfermo no le respondía más; tomó
fuerzas para dar su última consulta como pediatra en esa misma semana de su
muerte.
La
tristeza de su partida es justificada para muchos de quienes le amamos, pero
eso no es importante, sino lo que ha
dejado como legado, por lo que siempre será recordado no nada más en las
personas que tuvieron la fortuna de conocerlo y los que formamos parte de su
vida, sino también por quienes lean sus escritos, sus crónicas y sus relatos
sobre sucesos de nuestra ciudad. En sus relatos se aprecia como disfrutaba
vivir en Tuxpan Veracruz a través de hermosos recuerdos de una infancia feliz y
al recopilar e investigar la vida de los personajes que hicieron la historia de
esta ciudad y puerto.
Arropado
en un amoroso matrimonio conformado por Obed Castillo y Teodora Sánchez, Inició
su vida con una gran tragedia, su madre falleció al día siguiente de su
nacimiento víctima de fiebre puerperal,
su padre desgarrado por el sufrimiento de la pérdida de su compañera,
emigró de la ciudad con su primogénita y dejó al recién nacido a cargo de Benita, su cuñada
quien casada con José Zamora, de oficio carpintero, lo amaron como verdadero y único hijo. Sus
recuerdos jamás estuvieron marcados por la ausencia de sus padres biológicos,
por el contrario siempre se sintió inmensamente bendecido. Estudió en la escuela primiaria en la Enrique
C. Rébsamen, la Secundaria en la Manuel C Tello, medicina en la Facultad de la
Universidad Veracruzana y su especialidad como pediatra en el Hospital Infantil
de Mexico Federico Gómez, en la ciudad de México.
Todos sabíamos que tenía las horas contadas. Dios le permitió ver el fruto
de su trabajo por la ciudad que tanto amó. Esta foto fue tomada el día posterior
a la presentación del libro con Rodrigo y Obed, mis hermanos y mi madre.
Mi padre, el
Dr. Obed Zamora, vivió dedicado a su vocación de médico pediatra con enormes
satisfacciones, pero también se entregó
de manera apasionada a narrar historias
sobre Tuxpan, a la investigación sobre el tema y a entrevistar a personas en
búsqueda de la verdad histórica, por eso sus escritos son únicos y auténticos.
Nosotros, sus hijos, siempre supimos que nuestro padre era un personaje fuera
de serie, porque a pesar de la costumbre de verlo todos los días, nunca dejó de
sorprendernos con sus amenas charlas cargadas de grandes dosis de alegría. Lo
recordamos siempre leyendo un libro, escribiendo la crónica, hablando en la radio,
dando conferencias, regalando sus artículos; apasionado de su trabajo pero
siempre pendiente de su familia, ese era nuestro padre. Cada uno de nosotros
tiene algo de él.
En
esta segunda edición, ya en su ausencia física, incluí capítulos de su autoría
por instrucción suya, como los de las tradiciones de nuestra ciudad: El día del
niño perdido, la plaza de Todos Santos, datos sobre la Familia Montiel y el
Yate Granma. También incluí las
biografías de otros personajes tuxpeños como Pepe Bache, Miguel Basañez
Ebergenyi, el padre Florentino y José Luis Almazán Ferrer, escritos que quiso
realizar pero que el destino no se lo permitió. Realicé algunas correcciones
que consideré pertinentes. Lamento que no esté para preguntarle datos
adicionales y para que narre los detalles a su muy particular manera de
hacerlo, terminé incluyendo un capítulo sobre su vida.
Debo aclarar que la gran
mayoría de los escritos aquí expuestosforman parte de una
compilación de trabajos realizados por él y publicados previamente en
periódicos o en Memorias de Congresos de las Asociaciones de Cronistas, por lo
que las fechas de creación se plasmaron de forma intacta.
Esta
es una crónica más sobre ese inolvidable cronista de Tuxpan.
María Gabriela Zamora Escudero
domingo, 10 de noviembre de 2013
El padre Florentino, Un verdadero Hombre de Dios
-Gaby Zamora-
F
|
Durante
la época jacobiana, la región huasteca del área de Tuxpan fue abandonada por
sacerdotes católicos contra quienes se había orquestado un ataque ideológico y
político. El conflicto tuvo proporciones violentas. El único ministro que
permaneció fiel a sus convicciones y a su fe, desafiando los riesgos, fue el
padre Florentino R López. La s últimas
confesiones, los santos óleos, bautizos y bodas, a partir de la segunda mitad
de los años veinte, se realizaron clandestinamente.
El padre Florentino realizó su peregrinar con
disfraces audaces e inocentes al mismo
tiempo, los que en muchas ocasiones eran inútiles, debido a su gran popularidad
y a su figura inconfundible; al intentar despistar llamaba más la atención.
Pero más allá del conflicto religioso-social fue un personaje respetado por
todos. Las autoridades de varios ayuntamientos giraban órdenes expresas a sus
comandantes para que no lo molestaran. Los dirigentes agrarios anticlericales le tenían tanto respeto y reconocían tanto su
gran popularidad, que cuando necesitaron de su convocatoria para lograr con
éxito una reunión campesina, no dudaron en pedirle auxilio. Las actividades del
padre Florentino también se extendieron a la educación y a las obras sociales.
En
noviembre de 1921 el padre Florentino, en ese momento cura de Tamiahua,
acompañó en su visita pastoral al monseñor Rafael Guízar y Valencia[1]
El padre Florentino además de
atender a las parroquias de Tamiahua, de Temapache y la vicaría de Tihuatlán,
se hacía cargo de la de Tuxpan. Era un gran evangelizador. Un ser humano
carismático, quedan testificadas sus crónicas en la historia de la Parroquia en
donde narró las siguientes anécdotas por demás místicas y muy simpáticas: “Por el mes de febrero del año
del Señor de 1916, que eran horas de prueba para la iglesia de Santa María de
la Asunción de Tuxpan, estando el Templo Parroquial ocupado por la tropa, había
dado por dormir un militar de grado, debajo del ciprés del altar mayor y
estando en una de tantas noches acostado sintió que lo abrazaba una mujer, al
principio no le dio ningún cuidado porque creyó que era una (mujerzuela) de las
que tantas noches iban a verlo, pero conforme lo iba abrazando aquella
desventurada, sintió que le encajaba las uñas por la espalda, que sintió el
rostro velloso y olor desagradable, quería zafarse de los brazos de aquella
mujer y fue estrechado una vez más. En medio de esta lucha desesperado invocó
el nombre de la Inmaculada diciendo “Ave María Purísima” y al pronunciar esta
bellísima jaculatoria se ve desligado y arrancó a correr, dejando ropa y todo;
fue a parar según se dijo, hasta media plaza.
En otra ocasión, estando toda la
tropa acostada dentro de la iglesia oyeron un ruido en el coro, y vieron bajar
con verdadera sorpresa un sacerdote vestido con su traje talar atravesando toda
la iglesia y postrándose con toda reverencia delante del altar mayor, de donde poco
a poco desapareció; lo que infundió tal temor en el ánimo de todos, que a esa hora se salieron a pasar el resto de la
noche en el atrio de la Santa Iglesia.
El día 31 de diciembre del año
del Señor 1914, estando todavía en el templo la venerable imagen de Nuestra
Señora de la Salud, unas soldaderas que le robaron su ropa interior, se
retiraron, pero después volvieron para quitarle el hábito y el manto; pero,
¡Oh! Milagro del cielo, cuán grande fue
la sorpresa de ellas cuando vieron que la taumaturga Virgen de la Salud de los
enfermos, se movió dándoles la espalda, arrancando ellas a correr llenas de
espanto, muriendo una de ellas trágicamente entre el Jambal y Tumbadero”.
Otro
Relato es el de un individuo que se jactaba de ser liberal, entró por curiosidad
a la iglesia en febrero de 1918, a los pocos días de que el cielo bendito me
había concedido abrir nuevamente la iglesia y ejercer mis funciones
sacerdotales. Estando la imagen de Jesús Nazareno en una pequeña mesa arriba
del presbiterio del lado del evangelio, y estando mi biografiado delante de la
venerable imagen, repentinamente vio el rostro de la imagen rodeada de una
aureola de luz quedando su rostro severísimo como si en aquel momento hubiera
querido increparse con el individuo; lo que infundió tal temor en el ánimo de
mi biografiado que maquinalmente dobló las rodillas en el suelo, haciendo como
pudo unos garabatos en lugar de la señal de la Santa Cruz en la frente, se
limpió los ojos, tomó resuello y volvió a mirar la sagrada imagen, cuando la
vio en esta segunda vez, le mostraba un corazón igualmente radiante de luz,
pero con rostro severo, en un parpadear que dio, desapareció todo y quedó el
rostro de la imagen tal como se ve hoy en día.
Termina
estos relatos el padre López con lo siguiente:
“Yo Florentino R. López, cancelo lo antes dicho
con las armas de mis manos para perpetuar memoria en las futuras generaciones,
junto al trono de Nuestra Señora de la Paz.”
Muere
de una edad avanzada en la ciudad de Amatlán, Veracruz. Tanto lo quiso su pueblo que no dejó se enterrase en el
panteón municipal, sus restos descansan en el atrio de la parroquia de aquel
lugar.
REFERENCIAS:
·
La Catedral de Santa María de
la Asunción en: Zamora S. O: Tuxpan, Crónicas de su ciudad y puerto. Págs. 163-169, Groppe Libros México 2012, 1ª
edición.
·
Alafita M L, Gómez C F. Tuxpan,
Veracruz Imágenes de su Historia. Pag. 164, Gobierno del Estado de Veracruz,
Archivo General del Estado 1991.
[1] fallecido en 1938, es el primer obispo mexicano e
hispanoamericano canonizado por la Iglesia católica.
lunes, 4 de noviembre de 2013
OBED ZAMORA SÁNCHEZ, PRIMER CRONISTA DE TUXPAN
El Primer Cronista de Tuxpan:
Obed Zamora Sánchez
El
10 de marzo de 1934, nació un niño
dentro de un amoroso matrimonio conformado por los profesores Obed Castillo Solís proveniente de Xochicuatlán, Hidalgo y
Teodora Sánchez Hernández, de Santiago de la Peña, de esta ciudad y
puerto, él ocuparía el segundo lugar ya que el matrimonio había procreado a una niña de nombre Dorisnilda.
Inició
su vida con una gran tragedia, su madre falleció al día siguiente de su
nacimiento víctima de fiebre puerperal,
su padre desgarrado por el sufrimiento de la pérdida de su compañera,
emigró a la ciudad de Pachuca, Hidalgo donde radicaban sus padres, los
profesores Apolinar Castillo y Gonzala Solís,
para que le apoyaran con su primogénita. Dejó al recién nacido a cargo de Benita, su cuñada
quien casada con José Zamora, de oficio carpintero, lo amaron como verdadero y único hijo.
En el seno de un hogar humilde, Obed creció a lado de los que realmente fueron sus
padres, mismos que le brindaron todo el cariño posible. Sus recuerdos jamás estuvieron marcados por la
ausencia de sus padres biológicos, por el contrario, siempre se sintió inmensamente bendecido, a
esa felicidad contribuyó que vivía en
una cuartería de la familia Díaz, a la
orilla del río en el centro de la ciudad en donde se juntaba la palomilla (Ver
entrada en este blog: La infancia Feliz). Realizó sus estudios elementales en la Escuela Enrique C.
Rébsamen y los de segunda enseñanza en la Escuela Secundaria
y de Bachilleres Manuel C. Tello, de la que años más tarde sería catedrático,
con la materia de Higiene.
Un
día cuando tenía trece años, tocaron la puerta de su casa y al abrir, solo de verlo, supo que era su
padre. Nunca antes lo había visto y se fundieron en un abrazo, estuvo solamente
unos días, había venido a una gira política,
lo volvió a ver para comunicarle que había concluido su carrera de medicina y que había decidido
cambiar de forma oficial su apellido a Zamora en lugar de Castillo.
Obed
estudió en la Facultad
de Medicina del puerto de Veracruz en donde se graduó en 1959. Cuando estaba
cursando el tercer año de carrera, se
suscitó un problema familiar, su madre
había enfermado de cáncer y todos los recursos económicos fueron enfocados hacia el tratamiento y
traslados hacia la ciudad de México para que Benita se restableciera, es por
eso que Obed dejó la facultad para abrir un consultorio médico en la ciudad de
Veracruz y de esa manera obtener los
ingresos para ayudar a su madre. Allá en el puerto vivía con sus tíos
Gelasio Lima, capitán de un Pailebot y Guillermina Ávila Pancardo, oriundos de estas tierras. Al mejorar la salud de Benita, Obed continuó
sus estudios hasta concretarlos.
En
Potrero de Llano realizó su servicio social, por lo que la viajaba
continuamente a Tuxpan para ver a sus padres y para llevar medicamentos a sus
pacientes mismos que obtenía surtiéndolos en la Farmacia de Agustín Escudero,
allí conoció a Silvia, quien posteriormente sería su esposa en 1964. Años después ya radicado en Tuxpan continuó
dando consulta en Potrero los días domingo ya que sus pacientes de aquel sitio
así se lo pidieron.
En 1962
realizó estudios de la especialidad en Pediatría en el Hospital Infantil
Federico Gómez de la ciudad de México. El Prof. Obed Castillo, su padre
biológico, tuvo otra familia con la
profesora Luz López Cadena, finados
ambos, quienes procrearon a Silvia,
Gorki y Dora. En ese hogar, Obed fue huésped mientras terminó la especialidad y
tuvo la oportunidad de conocer de manera más cercana a sus hermanos.
Ya
establecido en este puerto, tenía su consultorio en la calle de Morelos,
también ofrecía sus servicios en el Hospital Civil Dr. Emilio Alcázar, donde
fundó la Sala de Pediatría trayendo las
innovaciones que había visto en el Hospital Infantil. Recibió el
nombramiento de Director de dicho nosocomio, hizo una ardua labor de
restructura en todos los sentidos, tanto de limpieza, como del personal que
estaba en nómina sin devengar el sueldo. Fundó el primer sindicato de
trabajadores y así mismo la Sociedad Médica Tuxpeña, cuyo objetivo era la
continua capacitación de los médicos locales, trayendo ponentes de renombre
científico. Promovió la creación de la
Sociedad de Esposas de Médicos, que sirvió como apoyo fundamental para las
necesidades del hospital de aquel entonces- Fue Jefe de Servicio y médico
adscrito en ese hospital por 43 años.
Tomó diferentes cursos de su especialidad,
tanto en el Hospital Infantil de México perteneciendo a su Asociación de
Médicos. Por más de 30 años
participó en los Congresos Interamericanos
de Infectología Pediátrica y de Sida en el niño siendo Delegado de la Asociación Mexicana
de Infectología Pediátrica por el Estado de Veracruz, posteriormente fue profesor nacional de curso exponiendo algunos trabajos que le
merecieron reconocimientos y un homenaje en 2006 por su trayectoria como pediatra
infectólogo, habiendo hecho también cursos de dermatología. Fue el pediatra más
conocido de Tuxpan y la región atendiendo también en la ciudad de Álamo
Veracruz.
Desde
que era muy joven fue entusiasta para escribir artículos médicos, sociales y
deportivos pero también culturales. Enviaba sus escritos
desde Veracruz para ser publicados en el periódico la Tribuna de esta ciudad
colaborando con sus amigos: Manolo Arvizu, Eduardo Deschamps y Miguel López
Azuara.
En
la década de los 80, se unió a la Sociedad de Rescate Histórico de Tuxpan y en
1992 el Cabildo de la ciudad de Tuxpan, presidido por el Lic. Crisóforo Hernández Cerecedo le
nombró su Cronista Oficial y Vitalicio en base a que reunió el perfil para así
ser designado.
Desde
esa fecha hasta el 2012 publicó, fruto
de sus investigaciones históricas, numerosos trabajos sobre el rescate y la
memoria histórica de la ciudad de Tuxpan.
En
1998 fue Presidente Fundador de la Asociación de Cronistas de Veracruz, cargo por el
que es reelecto en tres directivas. Participó con un trabajo dando una conferencia
magistral en la Asociación
de Cronistas de Veracruz cada seis meses. Fue miembro de la Asociación de Cronistas
de Ciudades Mexicanas y colaboró por varios años con una crónica semanal en el
Diario Noreste de Poza Rica, siendo también colaborador del Diario de Xalapa. Se
presentó en diversos foros nacionales, locales y regionales conferencias
magistrales en multimedia sobre sucesos
históricos de la ciudad de Tuxpan. Fue Investigador Nacional del Archivo de
Indias de Sevilla, España y del Archivo General del Estado y del Archivo
General de la Nación.
En una
reunión de Cronistas realizado en 2008 en esta ciudad, Alejandro Contla
Carmona, cronista de Texcoco, dijo lo siguiente: “En cualquier foro donde Obed
Zamora se presenta, honra a su ciudad y
al honrarla la describe y la disfruta,
es un cronista que cree en él, porque lleva a Tuxpan metido hasta la médula de
sus huesos. Así como los niños tuxpeños van a la playa a juntar conchas de mar para después olvidarlas, así Obed,
junta las historias olvidadas de personajes, calles, barrios, plazas y
plazuelas de su puerto y ciudad para recordarlas, ha aspirado la fragancia del
recuerdo para escribir la crónica de Tuxpan del ayer, del ahora y el del nunca
acabar para eternizarse y eternizar a su
ciudad y puerto”.
Entusiasta,
dicharachero, contador excelso de chistes,
con una memoria prodigiosa, para las fechas y acontecimientos, tenía
también una habilidad muy especial para narrar historias de la ciudad,
ocasionando grandes dosis de alegría a quienes lo escuchan. Apasionado de la
buena música mexicana de antaño pero fanático del tango, fue miembro del Club
Pozarricence “Los amigos del Tango”, de
quien era el maestro de ceremonias de los eventos que realizaban. Gozaba la vida, siempre leyendo un
libro, escribiendo la crónica, hablando en la radio, dando conferencias,
regalando sus artículos; apasionado de su trabajo pero siempre pendiente de su
familia, casado
con Aurea Silvia Escudero Bache, fue un amoroso padre de cinco hijos: Silvia Mónica,
María Gabriela, Obed, Rodrigo y Brianda Zamora Escudero y nueve nietas y nietos.
Fue
director de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Tuxpan durante 2011-2012. Publicó su libro TUXPAN, Las Crónicas
de Su Ciudad y Puerto en Julio del 2012. Falleció en el seno de su familia el día 5 de noviembre del 2012 a la edad de 78
años después de una enfermedad renal crónica que agotó su corazón.
viernes, 5 de julio de 2013
130 Años como Ciudad
EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
Obed Zamora Sánchez
Cronista de Tuxpan
Tuxpan 1915 |
Por estos años se crearon en Tuxpan los consulados de Francia y Estados Unidos.
Según el censo de 1885 el mayor número de habitantes era mestizo. El 33 por
ciento de la población indígena y los
extranjeros una minoría, aunque la migración española para 1870 era la más
importante. Comparada con 1850 la población a finales del siglo XIX se había
duplicado, mientras que las comunidades vecinas y rancherías veían menguado el número
de sus habitantes, Juana Moza que es una congregación que se encuentra a escasos
kilómetros de nuestra ciudad, aportaba en una buena medida la mano de obra que el movimiento comercial y
de servicios le iba exigiendo.
Para los últimos años del siglo XX, había casi
250 establecimientos comerciales, mercantiles e industriales en todo el cantón
de Tuxpan. Aunque de capacidad y dimensión reducidas, finalmente generaban
empleos. Entre ellos se encontraban las fábricas de aguardiente, de teja tipo marsellesa y las de cal, que en mucho
contribuyeron a la edificación creciente que la ciudad imponía, haciéndose más estable y echando
raíces duraderas. Había además talleres de herrería, aserraderos con maquinaria
de vapor para la enorme explotación de
los vastos bosques de zapote y maderas preciosas, que por muchos años
abastecieron al este norteamericano en la construcción de durmientes de
ferrocarril, una fábrica de puros, una de jabón, una peletería - exportábamos cueros también para
los Estados Unidos vía Nueva Orleans y Mobile Alabama-.
Existía asimismo una muy buena carpintería de
ribera, que muy pronto se prestigió en la zona ribereña por la construcción de
Pailebotes y Balandros de tonelaje medio, utilizados en el comercio marítimo
costero desde este puerto hacia los demás del Golfo de México y de
Quintana Roo. Estas carpinterías también trabajaban las
maderas preciosas elaborando muebles, como tocadores, camas y juegos de sala
que tradicionalmente las familias acomodadas tuxpeñas importaban y que
posteriormente por la elevada calidad del trabajo local adquirieron aquí.
Por las tardes se esparcía por todo el vecindario el delicioso olor del
pan y las panaderías tuxpeñas proliferaron por toda la ciudad y abastecían
también a sus comunidades vecinas; había
tres sastrerías y nacían los fígaros criollos (peluqueros) que con el tiempo convirtieron
sus peluquerías en los tradicionales templos de los chismes, de la noticia picante y sabrosa. Había también
casi 132 tendajones y numerosas tiendas de abarrotes, fondas, cafés y cantinas.
Como un polvorín la ciudad diversificaba sus
giros comerciales con elegantes tiendas de ropa importada de Europa y Estados Unidos, sederías, lencerías,
boneterías y una ferretería que vendía herramienta simple para las diferentes
actividades productivas.
Es indudable que los países desarrollados
aportaron en el intenso comercio marítimo que vivía la ciudad las innovaciones tecnológicas más modernas de
esa época. Teníamos seis agencias de comisiones (comerciaban con el extranjero)
y además una de seguros y dos de transportes,
una de las cuales propiedad de los españoles Bernardo Arteaga y Pedro Basañez.
Era el famoso Tranvía de Mulitas que desde 1882 daba servicio desde la Aduana
Marítima que estaba en el centro de la Ciudad frente al río y hasta el Barrio
de Tenechaco, cruzando el puente.
El
maravilloso espectáculo de los techos color naranja de las casas del centro de Tuxpan
lo daban los mismos tapizados con las fuertes tejas que provenientes de
Marsella, venían como lastre en los buques que cruzando el Atlántico comerciaban con nuestro puerto. Estas tejas
ultramarinas vendrían a sufrir más tarde la competencia local de las fabricas
propiedad del Vicecónsul de su Majestad la Reina de Inglaterra, Mr. Robert N.
Greer y de nuestro paisano el legendario don Chico Chao.
Para
darnos una idea de la época que vivíamos, durante la primera semana del mes de
marzo de 1897 el movimiento marítimo del puerto de Tuxpan fue el siguiente: El
día 2 arribó el vapor Ibero con su capitán Jiménez procedente de isla mujeres con 11 días de navegación en
lastre y con 191 chicleros consignado a Don Federico Stussy, el día 6 el Vapor
Nacional Cumberland llego al puerto con su capitán Pinto con un cargamento de
efectos nacionales y procedentes del puerto de Veracruz y escalas con tres días de navegación y
consignado a Don Alfredo Eckard . El mismo día arribó el Vapor Americano
Saratoga con su Capitán E. P. Buck procedente de Nueva York y escala con su
cargamento de efectos extranjeros consignado a Don Federico Stussy.
La
Escuela Cantonal Miguel Lerdo de Tejada se inauguró el día 15 de agosto de 1885
siendo su primer director Francisco Del Pliego. El centro escolar vino a cubrir
la imperiosa necesidad de una mejor educación para los habitantes del puerto.
Recibió todo el apoyo del gobierno del estado y a través de la Escuela Normal
Veracruzana se recibían dos becarios egresados de la Lerdo para que al término de sus estudios como maestros regresasen a su
escuela a darle servicio por un término no menor de dos años.
Debido al incremento de la población
estudiantil fue necesario ampliar y remodelar el edificio que era el antiguo
Hospital de la ciudad y que se encontraba en donde hoy está un jardín de niños
precisamente anexo al actual edificio de esta
emérita escuela en la calle Genaro Rodríguez en el centro de este puerto. El ritmo de
crecimiento en los centros educativos destinados a varones fue constante a
diferencia de las dedicadas mujeres a quienes durante muchos años solo se les
permitió el acceso a los niveles elementales de la educación. No fue sino hasta
el año de 1910 cuando Tuxpan abrió sus
puertas al plantel para niñas “Antonia Nava” que vino a cubrir este enorme
vacío en la educación.
La
salud fue el otro aspecto muy importante al que la administración pública le
puso mucha atención. Había un solo médico para toda la ciudad incluyendo su cantón.
Este solitario apóstol de la medicina, entre sus ocupados días, ponía en enero a marzo la vacuna contra la
viruela en 1874. Un año después se creó la Junta de Caridad con la finalidad de
construir el nuevo hospital, hecho que se logró con la contribución del
comercio organizado, prioritario para la población, dado lo insalubre de la
ciudad y sus poblaciones ribereñas, con una alta incidencia de malaria y
viruela causando una altísima mortalidad, además de las innumerables
enfermedades propias del trópico. Por fin en 1890, gracias a las aportaciones
municipales y particulares, se inauguro el Hospital Benito Juárez que se
encontraba en lo que hoy es el nuevo Hospital Militar junto al cementerio
antiguo de la ciudad, en la calle Galeana,
siendo uno de sus primeros médicos el Dr. Emilio Alcázar Castellanos, oaxaqueño,
comisionado por el General Porfirio Díaz como médico de la plaza y quien
ejerció durante toda su vida una ejemplar profesión siendo un pionero de la urología.
Yo lo conocí siendo un niño y me decía -Aquí viene el Azogue (mercurio) refiriéndose a mi- porque cuando yo era niño, era muy inquieto,
corría y jalaba todo lo que en su consultorio tenía. Por muchos años despachó
en la antigua Botica propiedad de su familia, situada en el edificio contiguo
al parque Reforma. Ahí tenía una botica llamada precisamente Alcázar, murió ya
muy ancianito y nuestro hospital general lleva con orgullo su nombre “Dr.
Emilio Alcázar”. Las Juntas de Sanidad eran presididas por el Jefe Político del
Cantón y así en el periodo de 1884-1900 estuvo como presidente de la junta el
jefe político Fernando Chao, como secretario el presidente Municipal Don Julio
Deschamps y como vocales los doctores García del Tornell y Emilio Alcázar así
como el capitán de puerto Carlos M. Caraza.
El 20 de junio de 1914 Cándido Aguilar, Gobernador del Estado y Jefe Militar de Veracruz por decreto del Presidente Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista expidió su decreto número uno, por el cual hace saber al pueblo. Que previa protesta ha tomado el cargo, que la Revolución le ha conferido y que en usos de las facultades de que se halla investido nombra como secretario de gobierno al general Heriberto Jara y nombra como capital del estado de Veracruz a la ciudad y puerto de Tuxpan.
El 27 de diciembre de
1954 Marco Antonio Muñoz, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano
de Veracruz – Llave y según el Decreto Nº 144 del H. Congreso del Estado hace
saber a sus habitantes .Que el termino de la vida de un hombre es el indicado
para el balance sobre su actuación personal en relación con la colectividad.
Que habida cuenta de las cualidades
cívicas del señor Enrique Rodríguez Cano, en las que destacan su
acendrado patriotismo su celo hacia el bienestar social, su estímulo a la cultura, su devoción a las
virtudes éticas de lealtad y culto a la amistad como engendrador del más alto
sentido de armonía colectiva, su alta y eficaz responsabilidad en el desempeño
de los cargos públicos que le fueron conferidos por el pueblo o por distintas
administraciones, siendo relevante en el actual, que preside el señor Don
Adolfo Ruiz Cortines – Primer Mandatario de la Nación – y que por cuanto a que
la ciudad de Tuxpan, su tierra natal, recibió su constante colaboración para
lograr un mayor engrandecimiento tanto en el aspecto moral y cívico, como por
las obras material que propicio, patrocinio y estimulo es prudente y debido
como un acto de estricta justicia expedir el siguiente decreto:
ARTICULO ÚNICO
– A partir de la fecha de este decreto la ciudad y puerto de TUXPAN llevara
el nombre de. TÚXPAM (sic) DE RODRÍGUEZ CANO.[1]
TRANSITORIO- El presente Decreto surtirá sus efectos
a partir de su publicación en Gaceta
Oficial del Estado
Viviendo en el año
2011, y como se ha expresado, Tuxpan tuvo los méritos suficientes para elevar
su categoría de Villa a Ciudad hace ya 130 años. Hoy pleno siglo XXI se
prepara para un destino de gran
desarrollo, ha llegado su hora y va a recuperar el sitio que como uno de los más
importantes puertos del Golfo tuvo a fines del Siglo XIX. Tuxpan es hoy
considerado ya el Puerto del Valle de México.
REFERENCIAS BIBLIGRÁFICAS
·
Alafita y Filiberta Gómez - Cruz *TUXPAN. Veracruz Imágenes de su
Historia. Leopoldo. Archivo General del Estado de Veracruz .1991
·
Pérez Castañeda Zózimo, Saqui del Ángel Ángel MONOGRAFIA DE LA CIUDAD DE TUXPAN. Talleres
Gráficos del Gobierno del Estado 1885.
·
Benítez JL. Movimiento Marítimo del Puerto .Periódico el eco de Tuxpan Marzo 7 de 1897.
miércoles, 3 de abril de 2013
EL POLÍTICO JESÚS REYES HEROLES
OBED ZAMORA SÁNCHEZ
Cronista Vitalicio de Tuxpan Veracruz
El escrito que a continuación se presenta es un fragmento de un capítulo dedicado a este magnífico político tuxpeño en el libro TUXPAN, CRÓNICAS DE SU CIUDAD Y PUERTO.
En
el panel realizado en nuestra ciudad sobre
La vida, la obra y su tiempo, de Jesús Reyes Heroles”. Auditórium de la
Unión Regional Ganadera del Norte de Veracruz, Federico Reyes Heroles,
destacado analista político e hijo de Jesús Reyes Heroles, no pudo asistir y
envió esta carta que me tocó el honor de leer en un auditórium abarrotado por
la clase política de nuestra ciudad el 8
de Mayo de 2005.
ACOTACIONES
A LA MITOLOGÍA
Comienzo con una disculpa: mi
corazón quería estar en Tuxpan. Mis obligaciones me llevaron justo hacia el
otro litoral. Agradezco a todas las autoridades la invitación en particular a
Ramón Rodríguez Rangel a Miguel, Paco y
Guillermo su entusiasmo. Queda pendiente la visita.
Entiendo el encuentro como una
reunión de amigos, de amigos de una figura tuxpeña, de un personaje de la
política nacional, de una mente
universal. Pero dada mi condición resultaría por lo menos incomodo dar un
testimonio más sobre lo evidente a todos: la capacidad de JRH, su pasión por el quehacer político, su amor a México. He decidido
por ello seguir otro camino.
Jesús Reyes Heroles es hoy ya un
referente obligado de la historia nacional contemporánea. Lo es para quienes lo
conocieron y para quienes no. Podría yo relatarles la infinidad de personas que
se acercan a decirme yo conocí a Reyes
Heroles. Y a mi pregunta en donde solo recibo respuestas cuando fue director de
PEMEX o cuando estuve en Gobernación o lo que sea. Nunca lo conocieron
personalmente. No mientan, simplemente creen haber compartido algo con el de lo
cual Reyes Heroles ni idea tenía. Un grado más arriba se encuentran los muchos
que dicen hacer trabajado con Reyes Heroles y que en realidad trabajaban en la
misma dependencia pública. El orgullo de haber coincidido con un jefe así hace que todo mundo se sienta con el
derecho a decir “trabaje con él” está bien, la condición humana es muy
particular.
Así, con el transcurso del
tiempo se ha ido conformando alrededor de la figura de Jesús Reyes Heroles una
autentica mitología que por supuesto también ha dado margen a algunos farsantes
y mentirosos. Nunca olvidaré al fanfarrón que me dijo haber estado en el Yate
de Reyes Heroles cuando el personaje no tuvo ni una canoa ni interés alguno de andar flotando por los
mares. Otro caso insuperable es el de un gran cínico que se molesto conmigo cuando me permití poner en
duda que hubiese compartido 18 hoyos de golf con Reyes Heroles. Simplemente
imaginármelo con zapatos especiales, cachucha y haciendo un swing me provoca
risa. Reyes Heroles puede satisfacer muchos caprichos de la imaginación, pero
todo tiene un límite.
Hay en cambio una serie de
atributos reales que la gente con el tiempo ha ido olvidando. A algunos de
ellos voy a referirme.
Reyes Heroles era un hombre muy
estudioso todo mundo habla de su inteligencia, pero de tanto recalcarla
pareciera que se trató de un atributo natural. Por supuesto era una mente muy
brillante, pero sobre todo era una cabeza alimentada sistemáticamente con lo
mejor. Iba a las librerías y pepenaba carros de libros que después revisaba,
descartaba muchos para descubrir alguna joya en la cual quedaba atrapado. Cada
mes había que entrar a su recamara con cajas a sacar libros que se encaminaban
a su clasificación en la biblioteca. Para lograr esa condición que ahora con
facilidad la gente atribuye a su inteligencia, se necesitaban infinitas horas
de lectura nocturna.
La una, las dos, las tres de la
mañana no importaba si había tenido que ir de gira o si tenía que levantarse
temprano, Reyes Heroles nunca dejo de estudiar. Claro por eso les daba veinte y
las malas a sus congéneres por que el, si estudiaba y mucho.
En sus descansos y vacaciones
jamás hubo yates o golf siempre fueron libros y más libros. Quedarse por las
mañanas en la cama con un café frió y un vaso de agua mineral sumergirse en un
clásico, pensamos en Baltazar Gracian,
era quizá el momento de máximo deleite del personaje. Auténticamente descansaba
haciendo adobes. Lo recuerdo los domingos en la mañana, debajo de la mimosa,
siendo director de PEMEX, trabajando sobre Mariano Otero. Repito: el señor
estudiaba y mucho. Hoy eso excepcional, es una costumbre que muchos no conocen.
Reyes Heroles era un gran conversador. Pocas cosas gozaba tanto el personaje
como tener charlas inteligentes. Podía quedar la tarde entera en una sobremesa
con una condición: que es dijeran cosas inteligentes. Porque así como era
apasionado para debatir era desesperado
cuando se decían tonterías. Prefería pararse e ir a platicar con Quevedo un
libro. Era muy intolerante con la estupidez lo cual lo convertía por momentos
en un ser poco sociable. No escatimaba en los calificativos, es un buen hombre,
pero muy tonto. Tonto sería con damas presentes, otra la palabra de haber estado
entre varones, porque las palabras altisonantes solo las soltaba entre varones
y le molestaba profundamente que la regla no se cumpliera.
Con frecuencia cuando se dice
que Reyes Heroles era un gran político queda la sensación de que tenía una
habilidad extraordinaria para la maniobra. Creo que algo se torció en el
camino. Si ser gran político supone poder imaginar jugadas de cuatro o cinco
bandas, Reyes Heroles no era un gran político. De hecho era muy tosco en sus
planteamientos, rudo en la forma de lanzar sus propuestas, decía las cosas sin
ambages y no andaba con segundas intenciones, ni con grandes cálculos. Sus
enemigos institucionales sabían perfectamente que tenía en mente porque además
no se lo guardaba. Así fue con el Sindicato de PEMEX, con el SNTE o con Luis Echeverría. Si la
habilidad para engañar es el eje de un gran político, Reyes Heroles no era un
gran político. Una persona que le dice al Presidente de la República si tu
hermana hubiera sido varón ya lo hubiera moqueteado, no es exactamente muy
calculador. Un Secretario de Gobernación que le dice en público a su jefe el
Presidente, que quien gobierna para todos no gobierna para nadie, no es un
hombre prudente.
El verdadero atributo que lo hizo un gran
visionario es que establecía un rumbo, la reforma política por ejemplo y
navegaba incansable hacia allá dispuesto a tolerar todos los embates. Llevaba
la renuncia siempre en la punta de la lengua como arma para nunca perder la
dignidad. Pero por ejemplo en el caso de Carbonell en Veracruz, Reyes Heroles
decidió renunciar a la presidencia del PRI, largarse como una reacción
provocada por sus principios. No fue sino hasta la madrugada en una larga
conversación que se convenció, con Maquiavelo
en la cabeza, que debía existir una fórmula para arrastrar en la caída
al aspirante. Así surgieron las inexistentes
declaraciones sino mal recuerdo, a Ángel Trinidad Ferreira de “Yo como
veracruzano no voté por él”.
Reyes Heroles era un hombre de
una moral muy rígida y precisamente por ello no toleraba a los inmorales. Un día
comíamos en un restaurante cuando se acerco un hombre mayor, con una salud
evidentemente precaria quien con voz cargada de cariño le dijo Jesús que gusto
verte. Yo me levanté como por acto reflejo y Reyes Heroles permaneció sentado,
no le dio la mano y tampoco soltó una frase amable como sería cómo has estado o
algo así. Solo, de nuevo, le reclamé su actitud y sin consideración alguna
respondió, -Todavía hay clases morales, ese canijo es un corrupto, que esté
viejo y fregado no lo vuelve santo-. Reyes Heroles despreciaba a los inmorales y se los hacía saber.
Todo mundo sabe que Reyes
Heroles no era creyente. Lo que pocos saben es que ese defensor incansable de
la separación estado- iglesia, ese admirador de Juárez que se enfrentó a
López Portillo cuando Juan Pablo II
decidió comenzar su primera visita justamente en Guelatao después de ser
trasportado en el avión presidencial esos eran fueron deseos, ese mismo individuo era un gran lector de
temas religiosos. No era extraño encontrarlo leyendo a Jaques Maritain por
ejemplo.
Termino. Es la primera ocasión
en la vida en que pongo por escrito o intento acotar algunas de las
extravagancias que la mitología le cuelga hoy a Reyes Heroles. En el fondo era
un tipo bastante sencillo, de gozos muy terrenales como un buen whiskey una
buena platica y por desgracia muchos cigarros. Yo interpreto esa mitología como
resultado del contraste; es tal la ausencia de verdaderos hombres de estado, es
tal la ignorancia de muchos de nuestros dirigentes, es tal la frivolidad que merodea, la falta de
principios que desnuda a muchos, que la
figura de Reyes Heroles se agiganta y con merecidísima razón. Ojala y sirva de
referente a los jóvenes que deben saber que se puede ser muy diferente.
Una última no era tan bueno para
el dominó como algunos dicen, pero eso si como le gustaba.
Buenas
noches y muchas gracias.
REFERENCIAS
·
-Panel sobre “La vida, la obra
y su tiempo, de Jesús Reyes Heroles”. Auditórium de la Unión Regional Ganadera
del Norte de Veracruz: invitados Guillermo, Chao Ebergenyi, Paco Rodríguez
Cano, Federico Reyes Heroles, Miguel Basañez Ebergenyi y Obed Zamora Sánchez. 8
de Mayo de 2005.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)